INTERNACIONALES
El caso del vuelo N47BA: el avión «fantasma» que voló durante horas con todos sus pasajeros muertos
Durante casi cuatro horas, un avión cruzó Estados Unidos con todos sus pasajeros muertos. El vuelo N47BA, un Learjet 35 que transportaba al golfista Payne Stewart, se convirtió el 25 de octubre de 1999 en una de las tragedias aéreas más desconcertantes de la historia moderna. Lo que comenzó como un traslado rutinario terminó en un “vuelo fantasma” que dejó sin palabras a la aviación y al deporte.
Aquel lunes, el jet despegó de Orlando rumbo a Dallas con seis personas a bordo: dos pilotos y cuatro pasajeros, entre ellos Stewart, una de las estrellas del golf mundial. Los primeros minutos transcurrieron con normalidad, hasta que la torre de control perdió toda comunicación. El avión seguía ascendiendo, pero nadie respondía a las llamadas. Lo que nadie sabía era que la presurización de la cabina había fallado, dejando a todos inconscientes por hipoxia, la falta de oxígeno que en cuestión de segundos anula la consciencia.
Desde tierra comenzaron los intentos desesperados por contactar con el Learjet. Un caza F-16 despegó desde Florida y lo interceptó a más de 14.000 metros de altitud. El piloto militar describió una imagen que aún hoy resulta escalofriante: ventanas cubiertas de hielo, sin movimiento alguno en la cabina, ni señal de vida. Todo parecía indicar que el avión volaba completamente solo, guiado por el piloto automático.
El N47BA debía haber girado hacia el oeste, rumbo a Texas, pero continuó recto hacia el noroeste. Durante horas cruzó los cielos de Alabama, Missouri, Iowa y Minnesota, pasando incluso sobre Springfield, la ciudad natal de Payne Stewart, mientras su madre seguía por televisión la cobertura del suceso. El Learjet, convertido en un ataúd con alas, siguió volando hasta agotar el combustible. A las 12:13 del mediodía (hora local), se estrelló en un campo de Dakota del Sur, cerca de Aberdeen. No hubo supervivientes.
Las imágenes del impacto mostraban un aparato completamente destruido. Los investigadores apenas pudieron recuperar el registrador de voz, que solo almacenaba los últimos 30 minutos del vuelo: el silencio de los motores al quedarse sin combustible. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) concluyó que la tripulación se había visto incapacitada tras no recibir oxígeno suplementario, aunque nunca se logró determinar por qué falló la presurización. Se barajaron hipótesis como un fallo mecánico, una fuga en las juntas o un error humano, pero ninguna pudo confirmarse.
El caso N47BA abrió un intenso debate sobre la posibilidad de derribar el avión si hubiera amenazado una zona poblada. Mientras el Pentágono negó que esa opción estuviera sobre la mesa, el primer ministro canadiense, Jean Chrétien, reconoció años después que había autorizado a su Fuerza Aérea a hacerlo si el jet entraba en su espacio aéreo.
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Payne Stewart, ganador de dos US Open y un PGA Championship, acababa de vivir uno de los mejores años de su carrera. Su muerte conmovió al deporte mundial. Desde entonces, el Premio Payne Stewart reconoce cada temporada al jugador que mejor representa los valores de deportividad, elegancia y generosidad que él encarnó.
El vuelo N47BA sigue siendo recordado como uno de los episodios más trágicos y enigmáticos de la aviación moderna: un avión que siguió volando sin nadie al mando, mientras el mundo entero lo observaba impotente desde el suelo.
Fuente: El Confidencial
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