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Pierde $ 367.000 jugando a «piedra, papel o tijera» y una ley lo salvó de pagar

Tenemos que remontarnos hasta el Japón del siglo XVII para conocer su verdadero origen y encontrar su nombre original: jan-ken. Si bien el juego comenzó con la representación de una rana, una babosa y una serpiente, con el paso de los años los gestos fueron derivando hacia lo que hoy conocemos como piedra, papel y tijera.

Y un hombre que apostó a lo grande tras haber perdido tres mano a mano de «piedra, papel o tijera», fue exonerado de su deuda en el 2020 por el Tribunal de Apelaciones de Quebec (Canadá), según informa CBC News y RT.

Edmund Mark Hooper debía 517.000 dólares canadienses (unos 366.700 dólares estadounidenses), después de perder en el clásico juego contra Michel Primeau en enero del 2011 y se vio obligado a re hipotecar su casa para hacer frente a los pagos.

En el 2017, el Tribunal Supremo desestimó esa deuda, pero la decisión fue apelada por Primeau.

Según una vieja ley de Quebec, para que un contrato de apuestas sea válido, debe estar relacionado con actividades «que solo requieran habilidad o esfuerzo corporal de cada uno de los participantes», y no con el azar. Además, la cantidad de dinero apostado no debe ser excesiva.

Lo salvó una vieja ley

La jueza del Tribunal Supremo, Chantal Chatelain, determinó que «piedra, papel o tijera» no entra en la categoría de juego de azar.

El juego podía, «en ciertas circunstancias precisas, recurrir a la habilidad de las partes, particularmente en la velocidad de ejecución, el sentido de la observación o la puesta en marcha de una secuencia estratégica», afirmó.

Sin embargo, Chatelain declaró invalido el contrato, considerando que la cantidad apostada era excesiva.

El caso llegó al Tribunal de Apelación que concluyó que el juego puede requerir cierta habilidad, pero «parece evidente que el juego también implica una gran parte de azar», por lo que no requiere «solo habilidad o esfuerzo corporal por parte de los participantes» y avaló la conclusión del tribunal inferior de que la apuesta de 366.700 dólares era excesiva.

Fuente: El Clarín