Voluntaria venezolana en Turquía ayuda a alimentar a sobrevivientes del terremoto
Turquía y Siria se vieron gravemente afectadas el 6 de febrero, cuando ocurrió un terremoto de magnitud 7,7. Ante el desastre de origen natural que ha dejado más de 35.000 fallecidos entre ambos países, venezolanos migrantes no han dudado en brindar su apoyo a quienes se salvaron.
Maireth Hernández, caraqueña de 32 años, llegó a Turquía en 2021 para trabajar de au pair (niñera). En el país asiático logró ejercer como asesora en turismo de salud y antes de emigrar obtuvo su título en enfermería con especialización en cuidados quirúrgicos y emergencias médicas.
La venezolana contó a El Pitazo que vive en Estambul, una ciudad que no se vio afectada por el terremoto debido a su lejanía con el epicentro del fenómeno natural. Sin embargo, para ella fue imposible hacer oídos sordos ante la situación y desde el primer momento comenzó a buscar formas de prestar ayuda. «Estuve viendo qué podía donar, preguntándoles a los vecinos si querían donar algo, pero tenía esa sensación de que no estaba siendo tan útil como podía serlo», relató.
Ayudar como voluntaria
El epicentro del terremoto se registró en Karahmanmaras, una provincia ubicada al sur de Turquía. Hernández vive en el norte del país, pero se reunió con una amiga y ambas concordaron que querían ayudar a los afectados, por lo que tomaron la decisión de desplazarse hacia Adana, una de las ciudades más cercanas a las zonas del desastre.
«Básicamente, estamos en la parte de logística, tratando de hacer alimentos para las familias, ayudando en la comunidad. En Hatay hicimos una base, nos organizamos en grupos, hacemos la comida y la repartimos, igual que artículos de primera necesidad», dijo la caraqueña.
El conteo oficial de los fallecidos superó los 35.000, pero una empresa alemana de análisis de riesgos advierte de que el número final de muertos podría oscilar entre 75.000 y 90.000.
Hernández dice que servir como voluntaria le ha brindado la oportunidad de conocer a personas de diversas culturas, de Brasil, de Colombia, entre otras. Sin embargo, no deja de ser un momento triste a nivel emocional debido a que cada día siguen viendo cómo las personas buscan a sus familiares entre los escombros.
«Ha sido una experiencia bonita compartir con varias nacionalidades cuando todos tenemos el mismo objetivo: ayudar. Estoy con un grupo maravilloso de voluntarios, entre todos nos damos ánimos y tratamos de ser productivos, pero hay momentos en los que nos sentimos tristes porque llegan muchas noticias, es imposible no tener empatía», contó la venezolana.
«Podemos ver bastante destrucción, pero no es el epicentro. La zona afectada es proporcional a todo Reino Unido, es un país completo, prácticamente, lo que está destruido. En Hatay, 80 % de las edificaciones están afectadas o derrumbadas y el otro 20 %, por lo menos la mitad, deben ser demolidas porque no son aptas para usarse», dijo Hernández.
Fuente: El Pitazo