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Una mujer pierde las manos y los pies por culpa de una bacteria

La vida te puede cambiar en un segundo y pasar de ser una joven vivaz y sana a tener que pasar el resto de tu vida sin manos y sin pies. Es lo que le ha pasado a Carla Maronda, una mujer española de 25 años a la que le han tenido que amputar las extremidades por culpa de una rara bacteria. Y aún así, tres meses después del suceso, no ha perdido el ánimo ni las ganas de vivir.

“Después de casi tres meses, por fin estoy en casa. Ha sido una montaña rusa pero también ha marcado un antes y un después en mi vida que quiero compartir”, cuenta Carla en un vídeo compartido en sus redes sociales. “Esto es el principio de todo, espero que me acompañéis a seguir viviendo”, añade.

La historia de la valenciana comenzó en marzo, cuando acudió al hospital a que le quitaran un bulto que le había salido en la ingle y estaba “muy pegado al hueso”. Todo salió a la perfección y la joven incluso acudió esa noche junto a su novio y unos amigos a un concierto.

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Pero poco después comenzó a sentirse peor y fue al centro médico donde le derivaron al Hospital de Xátiva con «diarrea y vómitos». Allí le hicieron todo tipo de pruebas. «Me sondaron, me pusieron gafas nasales, me picaban los ojos y me dijeron que tenía un virus», cuenta en su vídeo, que ha compartido como método de «autoayuda» y «concienciación».

Su problema era una rara y agresiva bacteria que infectaba todo su cuerpo y le provocó hasta cuatro paradas cardiácas. «No entendía nada y yo no me enteraba de nada. A mis padres les llegaron a decir que entraran a la habitación para despedirse de mí», explica.

Tras pasar 12 días en coma inducido, Carla despertó sin poder moverse. «Me expresaba con los ojos y empecé a notar que no podía mover ni manos ni pies», revela. Y es que la combinación de la bacteria con los medicamentos para combatirla le habían producido necrosis en las extremidades. Tuvieron que amputarle las dos manos y los dos pies.

Ahora, tres meses después, Carla es optimista y afronta con renovada fuerza la nueva vida que le espera. Confía en ser fleiz de nuevo y en poder montar a caballo otra vez ya que es una de sus grandes pasiones.

Fuente: El Mundo