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Tachirense en Ucrania: “Si llega el momento, empuñaré un arma para defender mi hogar”

José David Chaparro nació en San Cristóbal, pero reside en Kiev, la capital de Ucrania, desde hace una década. La invasión armada de Rusia al país en el que vive lo llevó a tomar la firme decisión de defenderlo como voluntario armado. A través de una videollamada cuenta a El Pitazo cómo ha sufrido la ciudad en las últimas semanas

La vida cambió para José David Chaparro, un tachirense de 49 años que reside en Kiev, Ucrania. Cuando comenzaron los bombardeos rusos, en lo que menos pensó fue en que podía morir. Su prioridad era quedarse, ayudar, luchar, acompañar a su suegro, defender su territorio y retribuirle a su país de adopción todo lo que ha obtenido durante los últimos 10 años.

Chaparro dice que está dispuesto a dar su vida haciendo todo eso. Destaca que cada día siente que crece como ser humano, como hombre, y que encuentra dentro de sí pensamientos y sentimientos por el prójimo nunca antes experimentados.

José David Chaparro nació en San Cristóbal, estado Táchira. Su familia es oriunda de Rubio, municipio Junín, zona fronteriza con Colombia. Allí fue donde creció. Es jurista internacional con estudios en derecho internacional público. Aunque ha vivido en otros países de Europa, incluido Rusia, por razones diplomáticas se instaló en Ucrania, donde se casó y tuvo dos hijos. “Soy un venezolano que creó una vida aquí. Muchos extranjeros se han ido porque la situación es difícil, pero yo tengo todo aquí, aunque mi conexión y amor estén en Venezuela”, explica.

El venezolano asegura que su función en Ucrania es ayudar. Tiene a su cargo un grupo de voluntarios para defender el territorio. Ellos son el segundo frente de defensa, pues el primero son las Fuerzas Armadas ucranianas. Quienes siguen dentro de Ucrania se dedican a instalar sitios de vigilancia para monitorear la llegada de tropas rusas y garantizar que nadie ajeno al lugar ingrese, por temor a espías o infiltrados. Contabilizan, ubican y atienden a ciudadanos enfermos o que no estén heridos de gravedad. Distribuyen medicamentos y alimentos.

“Estoy colaborando con una causa justa, por la defensa de nuestro territorio, de nuestro hogar”, dice Chaparro, que advierte que por su seguridad y de la entrevistadora no puede dar mayores detalles de su labor o ubicación exacta.

Quedarse en casa y defender su territorio fue una decisión fácil para él y su familia, asegura. Su esposa, una ucraniana, tenía la convicción de que estaría en su casa, pues su padre, de 81 años, está postrado en una cama y él tampoco quería irse. El nexo del adulto mayor con su hogar y el conflicto bélico es fuerte, nació al finalizar la Segunda Guerra Mundial y no conoció a su familia debido a que todos fueron asesinados por los nazis, así que siente que todo está relacionado. Chaparro, su esposa y su suegro se mantendrán en Kiev pase lo que pase.

El arraigo del anciano es el mismo de miles de ucranianos y extranjeros, como José David Chaparro. “Me siento protagonista. Hago lo que puedo y he aprendido a valorar el amor. El amor por el prójimo y por mí mismo. Quiero ayudar en lo que pueda. Si llega el momento, empuñaré un arma y vamos a defender nuestro territorio con la convicción de que mi arma es mi mente, lo que creo, lo que defiendo y mi espíritu. Yo estoy defendiendo mi hogar, como muchos, por eso estoy aquí”, asegura con firmeza.

Chaparro continúa en Ucrania porque quiere, por voluntad propia, porque pese a que en ese país fue impuesta la Ley Marcial –que obliga a todos los ciudadanos a regirse por las leyes militares y prohíbe la salida de hombres entre 18 y 60 años de edad, con excepciones a quienes tienen enfermedades o familias numerosas–, él como extranjero tiene derecho a abandonar el territorio.

Fuente: El Pitazo