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La historia detrás de la masacre desatada por venezolanos contra prestamistas en Perú

A sus 32 años, Cristhian Saavedra Rivas creía haber alcanzado la añorada estabilidad económica hasta que los sanguinarios ‘Gallegos’ llegaron para arrasar con su vida y la de dos familiares suyos. Tras su despido de una entidad bancaria y del peaje de Lunahuaná, el hombre se había dedicado a los préstamos informales con el dinero que le pagaron por beneficios sociales.

Junto a su hermano Norbie (26) y su primo Cristhian Flores Sánchez (31), convirtieron en sus ‘clientes’ a sus vecinos de San Vicente de Cañete, en Lima, Perú, quienes eran propietarios de ferreterías, lubricantes, mecánicas y diversos comercios.

Tal copamiento habría sido visto como amenaza por la banda de ‘Los Gallegos’, dedicados a los préstamos ‘gota a gota‘, que decidió castigar a los peruanos haciendo que sus muertes sean ejemplo para otros.

La tarde del jueves, los hermanos y su primo fueron sorprendidos en la Av. Circunvalación, cerca de la Panamericana Sur, recibiendo una andanada brutal de balazos.

Los forenses, durante la autopsia, determinaron la existencia de 96 impactos de proyectiles en los cadáveres de las víctimas. El brutal triple asesinato, perpetrado pasadas las 3 de la tarde fue presenciado por Dora Luz Rivas Candela, madre de Christian y Norbie.

Dos horas antes, ella les sirvió el almuerzo a los tres. Christian acostumbraba a llegar a casa de su progenitora para comer y luego, junto a su hermano y primo, salir a realizar sus labores. El jueves, se despedía de ellos cuando la insania criminal de los extranjeros rompió el silencio de la apacible tarde.

Ahora, se sabe que fueron tres los asesinos que acribillaron a los jóvenes. Mientras dos los tiroteaban, un tercero filmaba el baño de sangre. Horas después, el video lo subió en las redes sociales. Antes de huir, uno de los asesinos les disparó tiros de gracia en la cabeza.

Sus padres dijeron que ninguno recibió en algún momento amenazas u hostigamiento por parte de alguna banda criminal, debido a la labor que realizaban. “Mi hijo estaba contento, le iba bien. Cada vez crecía más. Él no le hacía daño de nadie”, dijo Luz Rivas.

“Respeto genera respeto, amigo. No abuses de nuestra humildad para no ser víctima de nuestra malicia. Respeten nuestro sistema”, escribieron en las redes junto al video de la matanza de los tres jóvenes.

Según la policía, las víctimas habrían sido advertidas de lo que podía ocurrirles si no dejaban los préstamos. Las investigaciones dan luces del grado de preparación de los asesinos para perpetrar esta acción criminal. Y es que, según los peritos, al juzgar por los casi 100 proyectiles usados, los extranjeros utilizaron pistolas automáticas acondicionadas con cacerinas de 32 balas.

Fuente: Expreso