Familiares de una abuelita pusieron una enorme estatua de un pene en su tumba para honrar su última voluntad
Al morir es común que los familiares cumplan la última voluntad que el fallecido haya asignado; no obstante existen algunas que resultan un tanto extrañas o complicadas, por ejemplo la esparción de cenizas en el espacio, repartir la herencia entre desconocidos elegidos al azar o la mezcla de cenizas con tinta para imprimir cómics; sin embargo, estamos seguros que no habías escuchado ninguna tan peculiar como la que te presentamos a continuación.
Doña Cata, una mujer perteneciente a la comunidad de Ignacio Zaragoza en Misantla, Veracruz, solicitó la colocación de una estatua de pene sobre su lápida. De acuerdo con familiares de la occisa, para la mujer el pene era considerado como una parte importante para la vida humana, por lo que le tenía gran admiración.
Cata afirmaba que además de ser esencial para la reproducción, era un instrumento de gran placer. Su nieto Álvaro indicó que su abuela no tenía pudor al respecto, por lo que pensaba las personas no debían avergonzarse sobre el tema. Su voluntad fue que este órgano recibiera a través de un monumento el reconocimiento que a su punto de vista, no se le da. Por ello sus allegados solicitaron al escultor Isidro Lavoingnet su realización.
Su voluntad fue que este órgano recibiera a través de un monumento el reconocimiento que a su punto de vista, no se le da. Por ello sus allegados solicitaron al escultor Isidro Lavoingnet su realización.
Lo anterior convertiría a la obra en el único pene en escultura al interior de panteón mexicano. El pene fue debelado el sábado 22 de julio; el panteón ha recibido decenas de visitantes tras esta inauguración.
Fuente: Milenio