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Adicto a las drogas y hostelero en restaurantes: así vivía el pederasta que violó a su bebé

Un piso compartido lleno de restos de drogas, ceniza y suciedad. Fue el escenario que se encontraron los agentes de la Brigada Central de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional cuando fueron a detener a Santiago en diciembre del pasado año. Le habían descubierto dos vídeos violando a su propia hija, de tan sólo seis meses, además de numeroso material de pornografía infantil, en concreto de bebés. Este joven pederasta pagaba el alquiler de su piso en Madrid y los gastos de la menor con “trabajos esporádicos” y contratos temporales como camarero y ayudante de cocina. Cuando fue arrestado por última vez, trabajaba con su pareja y madre de su hija en una conocida cadena de restaurantes, informan a Infobae España fuentes de la investigación.

Santiago nació hace 25 años en Venezuela, aunque tenía DNI español. Nació en una familia de clase media y tiene más hermanos, todos con una vida encauzada. Tenía todos los recursos para no “salirse del tiesto”, apuntan las fuentes, que destacan su adicción a las drogas, la cual también padecía su pareja, nacida en España. Consumían marihuana y algunas drogas sintéticas, en su mayoría de uso recreativo. Había tanta ceniza en el piso que compartían con otros dos inquilinos que el chupete de la niña estaba impregnado de restos de tabaco.

A la joven pareja a veces no le quedaba más remedio que dejar a la bebé a cargo de sus compañeros de piso, quienes les reprochaban el consumo de drogas en el inmueble. Estas discrepancias se sumaron al malestar de la titular del alquiler y el otro inquilino por los dos registros que llevó a cabo la Policía Nacional en el piso. Los agentes llegaron a inspeccionarles los teléfonos móviles en busca de pruebas contra Santiago, lo que no era plato de buen gusto. Los enfrentamientos en la vivienda acabaron con el traslado de Santiago y su novia a otro piso en la localidad madrileña de Pinto, donde fueron finalmente detenidos el pasado mes de septiembre.

Investigado desde 2021

La Policía seguía la pista a este joven venezolano desde el año 2021, cuando descubre a un individuo que distribuye contenido pornográfico de menores de muy corta edad a través de Facebook y Twitter. Lo identifican y dan con su domicilio, adonde se trasladan para realizar una entrada y registro e intervenir diversos móviles y ordenadores al presunto pederasta. Queda detenido, pero el juez lo pone en libertad provisional.

Lo que se encuentra en esos dispositivos estremece a los agentes y el caso pasa a manos de la Brigada Central de Investigación Tecnológica, el grupo más especializado de la Policía Nacional. Tras analizar el material pornográfico, vuelven a la residencia de Santiago en diciembre de 2022, pocos meses después del nacimiento de su hija. La escena es dantesca. “La niña tenía arañazos del gato. También tenía el chupete lleno de ceniza, estaba todo lleno de porquería”, recordaba uno de los investigadores.

Vuelven a arrestar al pederasta, que de nuevo queda en libertad a la espera del volcado del teléfono móvil que le intervienen. Además, denuncian a los servicios sociales de la Comunidad de Madrid la situación de la menor y retiran la custodia a la pareja.

Tras meses de un trabajo minucioso por parte de los investigadores, descubren otra ingente cantidad de archivos de pornografía infantil distribuida por Telegram, Instagram o Discord. Pero fueron dos vídeos en concreto los que estremecieron a los agentes. En ambos aparecía violando a su propia hija, nacida unos pocos meses antes. También descubrieron conversaciones en las que ofrecía a la menor a terceros para agredirla sexualmente. Tras esta tercera y última detención, a principios del mes de septiembre, Santiago fue enviado a prisión provisional.

Fuente: Infobae