Drones, muñecos, animales y submarinos: la incesante «creatividad» del narco para traficar drogas
Marihuana transportada en ambulancias. Gatos con implantes de heroína. Cocaína impregnada en la ropa. Fentanilo metido dentro de unas llantas. Metanfetaminas escondidas en latas de comida para perro. Entregas a domicilio de cualquier sustancia, ya sea en persona o por correo.
La «creatividad» para traficar drogas ilícitas es incesante. Tanto, que las propias autoridades suelen reconocer que siempre van un paso detrás de los narcos que inventan todo tipo de estrategias para trasladar la mercancía ilícita.
Las alternativas van desde el añejo y tradicional transporte de drogas en autos o camiones, maletas, barcos y aviones, hasta formas más sofisticadas que tienen su máximo ejemplo en la construcción de submarinos y «narcotúneles», o en el uso de drones.
Todo sirve para lograr que la mercancía llegue a destino, incluso, el interior del cuerpo humano. Así lo demuestran las cientos de personas que cada año son detenidas en aeropuertos alrededor del mundo luego de descubrirse que llevan cápsulas de cocaína en el estómago, la vagina, el ano.
En gran parte de América Latina se les conoce como «mulas», en referencia al animal de carga, y en su mayoría son mujeres en condiciones de pobreza.
Es una de las variantes de tráfico más trágicas, ya que la posibilidad de que una cápsula explote pone su vida en peligro. Por eso también son llamadas «bombas humanas».
El negocio
De acuerdo con el último Informe Mundial de Drogas, cada año alrededor de 284 millones de personas consumen algún tipo de sustancia ilícita.
Es el negocio criminal y trasnacional más lucrativo. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito estima que, anualmente, las ganancias superan los 300.000 millones de dólares.
La fabricación de todas las sustancias ilegales registra un récord. En especial, en los últimos años ha habido un aumento sin precedentes de la cocaína: en 2020 se alcanzaron casi las 2.000 toneladas. La producción de opio, en tanto, aumentó 7,0 % de 2020 a 2021.
En una década, el número de países que detectó metanfetaminas pasó de 84 a 117. Cada vez hay más tipos de drogas sintéticas; y en EE.UU. padecen una nueva epidemia de consumo. Ahora, por el fentanilo. Antes fueron la cocaína, la heroína y el crack.
El mayor problema para los narcos es encontrar la manera de satisfacer de todas las formas posibles la demanda de este mercado multimillonario. Y siempre hayan alternativas.
Imaginación
Hace un siglo, cuando comenzó a fortalecerse el narcotráfico trasnacional, los narcos viajaban con las drogas metidas en bolsos de mano o en camiones de carga. Cada tanto, algún cargamento era decomisado en aeropuertos o en pasos fronterizos.
La complejidad llegó en los años 80, cuando a Pablo Escobar, líder del Cártel de Medellín, la organización criminal más poderosa de esa época, se le ocurrió la idea de transportar la cocaína en submarinos.
Poco tiempo después, ya con Escobar muerto, fue el turno de Amado Carrillo Fuentes, el líder del Cártel de Sinaloa, que creó una flota propia de aviones para llevar hasta EE.UU. la mercancía producida en Colombia y México. Por eso lo llamaron «El señor de los cielos».
Su sucesor, Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán, inventó los kilométricos ‘narcotúneles’ para atravesar la frontera entre EE.UU. y México. Y también para escapar de prisión. Hoy, los cárteles siguen inventando opciones para trasladar las drogas.
Esta semana, por ejemplo, el Gobierno mexicano reveló el hallazgo de metanfetaminas disueltas en tequila. Bajo esa modalidad, una vez que las unidades llegan a destino, el líquido se evapora y solo queda la sustancia lista para ser comercializada. En los mismos días, encontraron camarones disecados bañados con ketamina.
Hace ya tres décadas, en Argentina llevaron a cabo la ‘Operación Langostino’, que permitió descubrir media tonelada de cocaína oculta en latas de este marisco. Años más tarde, fue el turno de la ‘Operación Merluza Blanca’, con la que se detuvo el tráfico de otra media tonelada de cocaína escondida en un cargamento de este pescado que iba a exportarse a Europa.
Opciones
Una de las alternativas que siguen usando los cárteles es impregnar cargamentos de ropa y telas con cocaína. Una vez que los reciben, los especialistas saben cómo recuperar la sustancia.
Encontrar drogas escondidas en botellas de champú, juguetes, suelas de zapato, muebles, paneles de madera, muñecos de peluche, artesanías, pelucas, cargamentos de frutas, carnes, verduras, azúcar, café y todo tipo de comidas sigue siendo común. También en cajas de chocolates y latas de alimentos, pinturas y productos de belleza que son apiladas en los contenedores con destinos internacionales.
Un narco fue todavía más extremo y cruel en Galicia (España): implantaba en el estómago de gatos heroína líquida y los llevaba a EE.UU., en donde se las extraía. Los animales, por supuesto, morían.
En Panamá, descubrieron a criminales que amarraban drogas a los cuerpos de gatos con la intención de que se metieran a cárceles y llegaran a manos de narcos detenidos.
Otro ejemplo de «originalidad» se registró en julio de 2018, en Argentina, en donde la Policía descubrió a una banda que transportaba toneladas de marihuana en ambulancias del gobierno de la provincia de Formosa, ubicada en la frontera con Paraguay. A veces, incluso llevaban a falsos pacientes para simular con mayor veracidad que había una emergencia.
Fuente: RT