Dos jóvenes desaparecieron de una fiesta y los encontraron muertos en Lara
Carlos Alberto Torres Piña, de 27 años de edad y Carlos Leonel Posada, de 24 años, fueron asesinados la madrugada del domingo 20 de marzo después de salir de una fiesta en el barrio Primero de Mayo de Quíbor, en el estado Lara. Sus cuerpos fueron abandonados en la carretera de Yogore, un caserío situado a 20 kilómetros de distancia del lugar donde estaban celebrando con sus amigos la noche anterior, relataron dos familiares a Monitor de Víctimas.
Torres y Posada desaparecieron el sábado 19 de marzo entre las ocho y nueve de la noche. Los jóvenes se ausentaron de la fiesta para ir a comprar perros calientes a tres cuadras de la casa de sus amigos, pero no volvieron. “Salieron solo ellos dos y nunca regresaron. No sabemos qué pasó”, comentó la novia de Torres, quien residía junto a ella en el barrio Primero de Mayo.
Después de varias horas sin conocer el paradero de los jóvenes ni lograr contactarlos por teléfono, la novia de Torres publicó un estado de WhatsApp con una foto de él y un mensaje que decía cuánto lo extrañaba. El lunes 22 de marzo a las tres de la mañana, un conocido de Torres que vive en Perú le escribió a su pareja que el joven había muerto. “Me avisó que al ‘Niño’ –como lo apodaban– lo habían matado y lo encontraron en la vía a Yogore”, agregó.
La familia de Posada también se enteró la madrugada del lunes del asesinato del joven. Posada residía en el sector La Florencia de Quíbor. “Él se fue a la fiesta el sábado (a las siete de la noche) y de ahí no se supo más nada de ellos”, sostuvo una prima de la víctima.
Los cuerpos de Torres y Posada fueron encontrados el domingo 20 a orillas de la carretera. Ambos tenían disparos en la cabeza, declaró a Monitor de Víctimas una fuente del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Los jóvenes habrían sido asesinados entre las cuatro y cinco de la mañana de ese mismo día, explicó el funcionario.
“Los muchachos estaban muy golpeados. Carlos Leonel tenía su cédula y su teléfono en el bolsillo”, detalló su prima.
La pareja de Carlos Torres mencionó que el joven era agricultor y tenía una medida de arresto domiciliario en la casa de ella desde hace siete meses por el delito de droga y también frecuentaba la casa de su mamá. Había pasado más de dos años preso en los calabozos del Cicpc de Quíbor. Posada, entre tanto, estaba desempleado y vivía con su mamá y su hermana.
El Cicpc investiga el móvil de la muerte. Hasta la fecha de publicación de esta nota, no hay información de los presuntos implicados en el doble asesinato.